jueves, 25 de octubre de 2007

Las Benévolas

Acabo de comprarme un libro que en Francia, además de haberse llevado el muy prestigioso premio Gouncourt (que ganaron hace ya casi un siglo André Gide y Marcel Proust), ha vendido más de un millón de ejenplares: Las Benévolas, de Jonathan Littell. Su ópera prima, para más inri.

La novela está narrada en primera persona por un oficial de las SS. Describe su vida, su ascenso en el Tercer Reich, y su conversión en un anciano pacífico y retirado. No hay un juicio moral implícito en la novela. En palabras de su autor: "Hay mucho de mí en el protagonista. Se dedica al nazismo con la misma sinceridad con que yo me dediqué a mis tareas humanitarias." También ha afirmado que no cree en el mal como concepto abstracto; que sólo la acción mala de un hombre concreto es lo que produce la crueldad. Asegura que la tesis de la novela consiste en demostrar cómo muchos nazis no eran monstruos, sino gente como nosotros que se vieron avocados a su propia circunstancia de elección y destrucción.
Como tesis me gusta. Se aleja de las ideas comunes, y eso casi siempre es bueno.

La novela ha sido comparada con Guerra y Paz. Me parece demasiado entusiasmo. Guerra y Paz es una novela de personajes y actos humanos sin ideas abstractas en su discurrir; de gente que piensa, y siente, y actúa; y el movimiento es tan vasto que uno cree estar ante la vida real hecha libro. La novela de Littell, al estar narrada en primera persona, y al centrar en la individualidad del personaje el interés del libro, posiblemente se preocupe de asuntos más introspectivos. A pesar de todo, lo que he leído posee una fuerte consistencia.

No compro libros contemporáneos, salvo que sienta por ellos una gran atracción. Pynchon, McCarthy, Saramago.
Auster
y Martin Amis pierden mi aprecio a medida que leo más clásicos.

Pero tengo mucho interés en Las Benévolas. Media Europa ha quedado extasiada por las excelencias del libro. Críticos y lectores se retuercen de éxtasis ante sus páginas.

Ya os contaré qué tal.

He aquí una pedazo de entrevista que le hizo El País. Sus respuestas son precisas, inteligentes, y se anticipan a la malicia -o la ingenuidad- del entrevistador. No sé cómo será el libro, pero sin duda su autor es una máquina:

ENTREVISTA